Still Wakes the Deep
The Chinese Room, conocido por Dear Esther y Amnesia: A Machine for Pigs, regresa con Still Wakes the Deep, un walking simulator en primera persona que mantiene la esencia del estudio mientras profundiza en la jugabilidad. Ambientado en una plataforma petrolífera en el mar del Norte, el juego nos enfrenta a una entidad submarina desconocida que afecta tanto a la estructura de la plataforma como a sus trabajadores.
Aunque Still Wakes the Deep tiene una premisa intrigante, la historia se siente predecible y ya ha sido contada en numerosas ocasiones en cine y videojuegos. Las interacciones con los compañeros de trabajo son limitadas y opcionales, lo que disminuye el impacto emocional cuando estos enfrentan su inevitable destino.
El juego prioriza el ritmo, evitando relleno y coleccionables, y se enfoca en conversaciones y exploración. La conexión emocional con los compañeros es difícil de establecer, pero la relación entre el protagonista, Caz, y su familia añade profundidad al juego. Esta relación es uno de los principales elementos que contribuye a una experiencia satisfactoria.
Still Wakes the Deep ofrece una experiencia entretenida y visualmente impresionante, aunque la historia, a pesar de su presentación original, no es lo suficientemente fuerte para sostener el peso del juego. El final es muy bueno y aporta un cierre satisfactorio, haciendo que las casi seis horas de juego sean disfrutables y memorables.